octubre 23, 2009

Conversación

-“¿Por qué lo escuchó?”

-“Para crear una estrategia.”

-“¿Y por qué lo besó?”

-“Para ponerla en práctica.”

-“¿Entonces, por qué lo olvidó?”

-“Porque la estrategia funcionó.”

octubre 06, 2009

Valentía

La noche no los perdonó. Sin piedad, dejó que la inquietante oscuridad los pillara en medio de una tormenta de palabras que salían disparadas sin dirección, como insectos voladores huyendo de un costal de podredumbre.

A distancia se escuchaba el sonido a silencio agitado. Los corazones jadeantes parecían solo estar esperando la sentencia final: callejón sin salida, túnel sin luz, amor sin valor. Entre los vendavales de mensajes redundantes y señales de una muerte inminente, la determinación se derribó, seguida por el estrepitoso sonido que provocó la valentía en su caída.

Mientras ellos seguían prostituyendo frases para ponerlas al servicio de su ego, arañando sus inseguridades con la pesadez de sus escudos, la decisión estaba perdiendo terreno. Estaban muy ocupados peinando su orgullo como para ver caer los planos que le habían trazado al futuro, incluso cuando habían sido ellos mismos quienes los habían empujado. Lo hicieron por atrás, como lo hacen los traicioneros expertos. No los vieron de frente, el tiro fue en la espalda.

Los sueños se extinguían con el ritmo de una canción de moda que sonaba en el fondo. Tenían en sus labios el sabor de la tierra cuando se lame del suelo. Sabor a derrota confirmada. Solo el frío llenaba el espacio entre los dos. Él quería creerle, ella quería olvidar lo que había escuchado. Ambos estaban sufriendo la calma agónica entre el último suspiro y el rodar de la primera lágrima.

Solo hubo algunos segundos para tomar decisiones. Momentos fugaces, de esos pocos, pero determinantes, como lo importante de la vida. La rabia había tomado forma de llanto, el miedo y la tristeza se apoderaron del lugar. Un abrazo con sabor a “hasta nunca”, una amenaza de desgracia, un dolor de arrepentimiento, un amor cuidando su futuro.

Una calle a medio iluminar fue testigo de cómo dos niños fracasaron al jugar a ser adultos. También fue la única que vio como dos adultos fueron felices al tratar de ser sencillos, valientes, atrevidos y dispuestos… con la naturalidad de los niños.

octubre 02, 2009

Descubrir

Quisiera viajar por tu mente. Hacer una breve visita a tu memoria, y explorar algunos rincones de tus recuerdos. Pasar por las bicicletas de infancia y los discos de adolescencia, por los amores ilusos y por las ilusiones enamoradas. Chequear de a poco cada página de tus sueños, prometo no hacer preguntas.

Yo solo quiero buscar la raíz del destello de tus ojos, la chispa sobreviviente de tu infancia, solo quiero encontrar la razón por la que me amas. Dejaré tejido un camino de salida, por si hay algo de lo que quieras escapar. Dejaré un beso, un crucifijo y un misil, para que puedas sobrevivir el acecho de los fantasmas de ayer. No me llevaré nada, y prometo que al salir, olvidaré lo que vi.