Hoy pasaste por mi mente. Tranquilo, sin prisas. Te sentaste cómodamente en la butaca que por tanto tiempo ocupaste, el humo de tu cigarrillo se confundía con el de tu taza de te y el de mis pensamientos de ti.
"Conocí a alguien"… la frase sonó con más fuerza de la que sonaba en mi cabeza. Inevitablemente, sentí tu mirada sobre mis labios, con la misma intensidad que los veías cuando decían “te amo”. No te tengo miedo, nunca te lo tuve, pero siempre estuve asustada de mi cuando estaba contigo, aunque era precisamente la fuerza de esa emoción lo que me mantenía a tu lado. La frase sonaba sincera, ajena a ti. Solo se escuchaba el gemido de los minutos tratando de sobrevivir.
Vivimos tiempos maravillosos. Yo jugando a ser tuya, tu escapando de mí. Tu exponiéndote por mi, yo ocultándome de nosotros.
No fue tu culpa y no fue mía tampoco. Simplemente, a pesar de algunas predicciones, no nos tocaba estar juntos. No me lamento de eso, como no lamento haber pasado ese tiempo a tu lado. Todo está saldado. No tengo resentimientos: necesito no tenerlos. No pienso dejar que el pasado condicione lo que ahora puedo vivir.
Ahora estoy con alguien que también tiene un pasado, un amor anterior, uno de esos inolvidables. Por eso me gustó vete aquí. Quería recordarte. Quería tenerte cerca de nuevo. Quería acariciar tu imagen, porque necesitaba darme cuenta de que no la necesito más. Quería sentirme libre y quería arriesgarme a amar. Este nuevo giro en mi vida no se trata de ti. Se trata de mi. Se trata de que la vida me atropelló una noche de un día cualquiera, y no pude –no quise- decir no.
Lo más importante es que hoy me di cuenta de que nunca te olvidaré, pero también de que no eres mas parte de mi vida. No eres parte de mi. No te recuerdo con nostalgia, porque ahora entiendo que pasaste por mi vida para prepararme para hoy. Sin ti, yo no hubiera sido la persona que mereciera este nuevo amor.
diciembre 08, 2011
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