Sin saber, te buscaba en el fondo de una copa de Martini, en el fuego que enciende un cigarrillo y en la oscura soledad de las noches de bullicio.
Entre lentejuelas de moda y zapatos de punta, entre maquillaje adecuado y fiestas improvisadas, en el fondo, quería que aparecieras.
Pensaba que estabas escondido entre la majestuosidad de mi soberbia, o entre lo berrinches de mi complejo de superioridad. Pensaba que estaba huyendo, cuando solamente estaba hambrienta de ti.
Sin saber, quería que alguien te llevara a mi puerta, que te hiciera hablarme, que te enseñara a quererme.
Quería descubrir tu barba a medio crecer, tus ojos avivados y la cicatriz de tu oreja. Quería noches de conversación, tardes de tensión y días de felicidad.
Quería que me abrieras el corazón, quería depender de ti, amarte sin medida, ilusionarme sin una razón racional. Mi petulancia era el reflejo de la inseguridad que me caracterizaba. Las heridas previas se hacían evidentes cuando, sin conocerte, trataba de esquivarte. Sin tener idea, arrancaba una a una las hojas del calendario, esperando acercarme al 29 de mayo.
Hoy no puedo contener el bullicio de la vida que me alimenta. No quiero que me salven de esta locura con pincelazos de razón. Hoy extiendo mis brazos en dirección al sol, y agradezco a la vida por las uvas, por el aire y por ti. Por los sueños, por el futuro y por el amor. Hoy siembro un árbol, para que sirva de columpio a nuestros hijos. Hoy te regalo una flor. Hoy busco la vida que llevo dentro y te la entrego en una caja multicolor. Hoy descubro el pedregoso camino a la felicidad. Hoy entiendo mi pasado, olvido lo que estorba y dejo entrar al amor. Hoy entiendo que la vida se puede vivir a plenitud. Hoy entiendo que eso es una decisión diaria y personal.
Te amo!